2-. Estilo indirecto u oratio oblicua: “modo narrativo que supone la reproducción no textual, en tercera persona, de las palabras o pensamiento de un hablante (…) Requiere el estilo indirecto un verbo introductor, una conjunción que subordine, usos pronominales convenientes y un sistema verbal acorde con la subordinación”[1]. Con respecto a las conjunciones se puede decir que las más utilizadas por este estilo son: que y si.
Tomando en consideración lo anterior, se puede decir que los hechos y pensamientos de los personajes son dados a conocer por el narrador de manera indirecta; para esto, utiliza estrategias como la narración, descripción y diálogos.
Ejemplo[2]: “Cuando recobró el conocimiento seguía templando, pero ahora del frío que le hacía crujir los huesos. Era de noche y, por los dolores al intentar moverse, tenía la impresión de que le había pasado por encima un auto, triturándole todo lo que tenía debajo de la piel. Pero estaba vivo y era formidable que en vez de estruendo y el torrente de tierra, piedras y rocas, reinara ahora en el mundo esa helada calma apacible. Y todavía más en el cielo.
Por unos segundos olvidó su cuerpo, hechizado por el espectáculo: miles, millones de estrellas, de todos los tamaños, titilando alrededor de esa circunferencia amarilla que parecía estar luciéndose sólo para él. Nunca había visto una luna tan grande, ni sieuiera en Paita. ”
(“Lituma en los Andes”, Mario Vargas Llosa)
[1] Platas t., A. M. (2002), “Diccionario de términos literarios”, Espasa; Madrid - España; pág. 289
[2] Obtenido en: Platas t., A. M. (2002), “Diccionario de términos literarios”, Espasa; Madrid - España; pág. 289